RESCATE DE TRIPULANTES DE LA MOTONAVE “PORVENIR I”

RESCATE DE TRIPULANTES DE LA MOTONAVE “PORVENIR I”

Historia recopilada por el Suboficial Mayor Naval (R) Carlos Saldivia

El día 03 de agosto de 2005, a las 07:43 horas, se recibió en el Centro de Operaciones y Búsqueda de Rescate de Puerto Montt la llamada de emergencia de la motonave “Porvenir I”, indicando que se encontraba a 24 millas al oeste de la bahía de Corral, sin gobierno, con una escora de 40 grados, debido a la desestiba de su carga en cubierta, lo que hizo que se activara todo el Servicio de Búsqueda y Rescate.

Hecho el análisis, a las 08:15 horas, el entonces Comandante en Jefe de la Escuadra Subrogante, Capitán de Navío Rafael González Rosenqvist, dispuso el despegue de dos helicópteros Cougar, Naval 75 y Naval 76, embarcados en el DLH “Cochrane” que estaba en Talcahuano, concurrieran en apoyo y que se subordinaran al Centro de Búsqueda de Rescate de Puerto Montt.

En estos helicópteros, se inició un proceso de cambio de configuración para concurrir a la emergencia, para esto se tuvo que instalar sus grúas de rescate y planificar y alistar las aeronaves y sus dotaciones para la operación, lo que tuvo una demora de 45 minutos, tiempo aceptable para la situación que se vivía.

Asimismo, hecho el análisis de las unidades que navegaban en las cercanías, tanto pesqueras como de la Marina Mercante, se dispuso, que concurrieran a apoyar la emergencia la motonave “Norsul Tubarao”, el pesquero de alta mar “Panilonco”, la motonave “Álamo”, el buque tanque “Ancud” y la motonave “Don Antonio C”.

Además, se dispuso que zarpara el remolcador “Luma”, que estaba en Valdivia, en el que, incluso, para poder zarpar y llegar al área, hubo que cortarle un palo con oxígeno, porque estando en pleamar no podía pasar bajo el puente Calle-Calle.

A las 09:30 horas, despegaron los helicópteros Cougar desde Talcahuano a la zona de la emergencia. Debido a la distancia, no podían llegar antes de las 11 de la mañana. Cada uno de ellos, además de su piloto, copiloto y mecánico, llevaba dos buzos de salvataje y un enfermero.

Los helicópteros arribaron al área a las 11:15 horas; ambas aeronaves realizaron un total de 6 aproximaciones al buque. Se intentó efectuar vuelo estacionario y un intento de arriado de buzo con la grúa de rescate. Nada de lo anterior pudo ser realizado dada la intensidad del viento: 62 nudos (115 Km/hora, clasificado de acuerdo a tabla Beauford como Temporal Deshecho); por las condiciones de mar (olas de 10 a 15 metros); y las turbulencias existentes en las cercanías del buque, que se traducían en variaciones instantáneas de altura de la aeronave de hasta 50 pies (15 metros) y escoras del buque que variaban entre 40º a 60°.

El excesivo viento, hizo que al momento de arriar al buzo, fuera arrastrado hacia el sector trasero de la aeronave, muy cerca de la mitad del botalón de cola, haciendo que comenzara un péndulo cada vez mayor, acercándolo peligrosamente al rotor de cola, por lo que el mecánico de la aeronave (operador de la grúa de rescate) debió tratar de detener este movimiento oscilatorio con la ayuda del Oficial Coordinador Táctico, para poder recuperar a éste.

Ante la imposibilidad de rescatar a la tripulación de la Motonave “Porvenir I” desde la cubierta después de seis intentos, solicitaron al Capitán de la Motonave que la tripulación se lanzara al agua para poder rescatarla. Lamentablemente, el Capitán no accedió a esta maniobra, porque estimaba que la tripulación se encontraba más segura a bordo. De los quince tripulantes, doce estaban sujetos a una superestructura de cubierta, todos con salvavidas.

Las aeronaves permanecieron unos instantes dando ánimo y tranquilidad a los tripulantes, por un instante se analizó el rescate desde el agua, pero fue descartado especialmente por las condiciones y porque el Capitán de la motonave señaló que algunos chalecos salvavidas se encontraban en regular estado.

A las 11.40, por estar al límite de su autonomía, los helicópteros se dirigieron a reaprovisionar combustible al Aeródromo “Las Marías” en Valdivia, que es un aeródromo categoría G. En Chile se clasifican estas instalaciones desde la A hasta la G. La última es la más simple, ya que prácticamente consta de una pista de aterrizaje para operación diurna, visual y con limitada capacidad de combustible.

En ese aeródromo había un estanque de 10 mil litros de combustible de aviación Jet A-1 para uso de la Aviación del Ejército de Chile, que apoyaba eventualmente los requerimientos de las aeronaves de la Armada que están basados en Puerto Montt.

Cuando se produjo la emergencia había 3 mil litros de combustible. Cada helicóptero Cougar consume 600 litros-hora, con lo que podía volar sólo dos horas y media. Por esta razón, se solicitó en forma urgente la llegada de más combustible. La Fuerza Aérea, por las mismas condiciones de tiempo, estimó que era imprudente llevar el combustible por avión de Puerto Montt y, por lo tanto, se llevó en camiones, con escolta de Carabineros, y arribaron 3.600 litros de combustible a las 17.00. A las 17.30 fue factible que un avión de la Fuerza Aérea, con 800 litros, despegara desde Temuco y llegara con ese combustible al Aeródromo Las Marías. Por otra parte, por las características de este aeródromo, la entrega de combustible se realizaba con una sola estación, similar a una de bomba de bencina -Shell, Copec o Esso-, con una demora de veinte minutos por aeronave, para abastecerse de mil litros; es decir, la carga era excesivamente lenta. En un aeródromo normal la carga de mil litros se realiza en un par de minutos.

Durante el acceso a Valdivia se experimentaron severas turbulencias que obligaron a ambos pilotos a tomar los controles de vuelo para contrarrestar sus efectos para lograr gobernar a las aeronaves. Por un instante sé pensó que ambos SH-32 no resistirían esas turbulencias.

A las 13:15 horas, los helicópteros logran terminar su reaprovisionamiento de combustible y se dirigen al área del accidente, arribando a las 13:34 horas. Después de realizar dos nuevos intentos de rescate, se resolvió regresar a Las Marías en espera de una operación de rescate combinada con los buques y helicópteros. Los buques llegaron a las 15:30 horas. Ante el hecho de que la gente no se lanzaba al agua y que el helicóptero Cougar trataba de aguantar las turbulencias muy grandes, se optó, antes de seguir gastando combustible, por regresar al área cuando estuvieran los buques y, en combinación con ellos, intentar hacer algo. A las 15.30, arriba al área el remolcador «Luma», el pesquero de alta mar «Panilonco» y la motonave “Don Antonio C”.

Las limitaciones de operación de los helicópteros se sobrepasaron en algunos minutos, debido a la intención de salvar las vidas humanas que estaban en peligro. Por ejemplo, los límites de operación para despegar y aterrizar de estos helicópteros son de 60 nudos; las condiciones existentes eran de 65 nudos y arranchados. La visibilidad mínima era de 500 metros, pero se operó con una de 200 metros reducida por chubascos. Respecto de los límites de nubosidad, no volar en cercanías de nubes de desarrollo vertical; se operó en cercanías de nubes de desarrollo vertical, producto de las condiciones meteorológicas. En cuanto a turbulencia, no volar en condición severa; se operó en condición severa.

En tierra, nuevamente se analizaron distintas maneras para realizar el rescate, lo que no era tarea fácil, ya que el buque no tenía balsas a bordo; los tripulantes se negaban a lanzarse al agua temiendo por su seguridad y el constante balance y cabeceo del buque, que impedía acercar una balsa al costado de la Motonave, ya que sería rápidamente succionada y destruida por el costado. Finalmente, se ideó una maniobra que consistía en lanzar balsas a los tripulantes desde los helicópteros, evitando en todo momento que éstas se pegaran al costado del buque.

Para probar esta particular iniciativa, se solicitó a la Gobernación Marítima de Valdivia dos balsas para 20 personas y 4 cuerdas, los que sumados a sendos pesos colocados en los extremos de las cuerdas, facilitados por el personal de Ejército basado en el aeródromo, permitían arriar una especie de mensajero para ser entregado a los tripulantes, de modo que éstos la amarraran a los candeleros del buque. Si la prueba cumplía con los resultados esperados, se podría iniciar el recate desde las balsas lanzadas por las aeronaves.

Una vez recibido el material proporcionado por la Gobernación Marítima, se probó la maniobra propuesta en el Naval 75. Mientras se encontraban en el Aeródromo Las Marías en este proceso de pruebas, se recibió la información por radio de que dos personas habían caído al mar desde la Motonave, por lo que se ordenó finalizar la prueba y dirigirse al buque, entregando la maniobra al otro helicóptero, el Naval 76. Durante el tránsito hacia la Motonave, el Capitán del “Porvenir I”, logró convencer a los tripulantes de su nave para que comenzarán a lanzarse al agua en forma controlada y de esta forma pudieran ser rescatados individualmente.

Mientras esto ocurría, la otra aeronave se desplazó al lugar e inició la maniobra concebida, que consistía en entregar a los tripulantes una línea por la banda de barlovento (de donde viene el viento) y posteriormente cruzar la manga con el helicóptero (dando atrás), hasta llegar a la banda contraria para lanzar la balsa de rescate por sotavento (por donde sale el viento). De esta forma, se evitaría que la balsa se metiera bajo el costado de la motonave producto del viento y se permitiría a los tripulantes acercar la balsa por la banda protegida del viento, tirando de la cuerda entregada por la aeronave. Cabe señalar que la maniobra de la balsa fue un éxito, logrando subirse a ella 4 personas, dos de las cuales alcanzaron a ser rescatadas por el Naval 76, antes que el cable de sujeción a la Motonave se cortara, producto de los severos movimientos del “Porvenir I”. Lamentablemente, esto hizo que la balsa quedara a la deriva con dos personas a bordo. En el intertanto, el Naval 75 realizaba el izado del segundo tripulante que había caído al mar, lamentablemente, producto del fuerte oleaje y viento existente, el cable de rescate de la grúa se apoyó repetidamente sobre el soporte inferior de ésta lo que provocó el corte de varias de sus hebras, con las personas colgando aún a 20 metros sobre el agua. Ante esta situación se tuvo que descender con la aeronave y arriar rápida y simultáneamente el cable de la grúa para evitar la caída de las personas que estaban colgando de ella.

El Naval 76, que se encontraba en las cercanías, de inmediato procedió a auxiliar a las personas que estaban aún en el agua. Luego de rescatarlas, se recuperó a los buzos que ya completaban 40 minutos en el mar y que presentaban claros síntomas de hipotermia y agotamiento. Durante la ejecución de esta maniobra, en esta aeronave se detectó la deformación del punto de anclaje inferior de la grúa, donde ésta se hace firme a la estructura de la aeronave, debido a los extremos esfuerzos que éste debía soportar, al quedar en el aire, las personas que eran izadas producto del gran oleaje.

Antes de retirarse el Naval 76, el Comandante de Aeronave dio instrucciones a las embarcaciones cercanas para que entregaran una segunda balsa al “Porvenir I” y recuperaran a las dos personas que estaban dentro de la primera, que aún se encontraba a la deriva. Esto último afortunadamente pudo ser materializado, sin embargo, la segunda balsa lanzada por las embarcaciones, no tuvo la misma suerte, ya que cayó al agua sin activarse, no pudiendo ser utilizada por los tripulantes que aún se encontraban a bordo del “Porvenir I”.

Producto de los daños ocurridos en ambas grúas, los Comandantes de Aeronaves de ambos helicópteros resolvieron dirigirse a un punto de posada previamente reconocido, para reparar al menos una de las grúas y así poder continuar el rescate. Ya en tierra, los enfermeros atendieron y estabilizaron a los rescatados que presentaban síntomas de shock, hipotermia y politraumatismos.

A las 17:07 horas, se advierte que las condiciones de luz empiezan a disminuir y que los helicópteros tendrán problemas para seguir actuando. En las instrucciones, el mando de los helicópteros pide que le reiteren si existe la posibilidad de que uno de los buques lance otra balsa, porque, para dichas aeronaves, llegar con la segunda balsa será difícil, dado que estará oscuro.

Una vez realizada la tarea, el Naval 75 despegó hacia la motonave para seguir con el rescate y el Naval 76 evacuó a los náufragos rescatados a Valdivia y preparó otra maniobra para lanzar una nueva balsa a los tripulantes.

A contar de este momento la carrera contra el tiempo, y especialmente contra la oscuridad, fue cada vez más dramática, quedaban 7 personas a bordo y muy poca luz. El Naval 75 logró rescatar a dos tripulantes más utilizando la grúa. Pudo haber rescatado a una tercera persona, pero ésta sólo alcanzó a alejarse del buque unos 5 metros, distancia a la que entró en pánico y decidió volver a bordo, subiendo en el sector de proa. Se debe mencionar que la aeronave no podía acercarse a menos de 17 metros de la Motonave debido a que el largo de las palas del rotor principal es de 15 metros. Lo más triste se vivió cuando aún quedaban 5 personas a bordo y nada de luz para poder continuar con las maniobras de rescate, eran alrededor de las 18:50 horas y el Naval 75, sólo tenía combustible para regresar al Aeródromo, por lo que se resolvió abortar la maniobra para evitar riesgos innecesarios a la dotación del helicóptero.

El Naval 76 que regresó a cargar combustible y recoger una tercera balsa, despegó del Aeródromo Las Marías a las 18:55 horas en demanda del buque, con el propósito de lanzarla en las cercanías de éste antes que varara, ya que en la rompiente de las rocas, esto sería inútil.

A las 19.10 la motonave “Porvenir I” tocó fondo, manteniendo a bordo cinco tripulantes. Se pierde la comunicación con ella, lo que impide conocer la situación a bordo y efectuar todo tipo de coordinaciones. La siguiente es la comunicación del pesquero “Panilonco”: “En este momento tenemos viento sur weste de 30 nudos. Mar de fondo alta de 3 a 4 metros. Visibilidad regular, interrumpida en ocasiones por chubascos. Visibilidad en este momento nula, en… ocasionalmente chubascos. En este momento sin luz. No tenemos ya prácticamente visibilidad y el buque al parecer tocaría fondo. Ya habría tocado fondo, dado que cambió su posición en la proa. Cambio». Eso, más la falta de comunicaciones, dificultaba cualquier tipo de rescate.

A las 19:15 horas arribó al área el Naval 76, considerando que ya no se lograba distinguir el terreno por la oscuridad y que no había profundidad para poder determinar las obstrucciones y efectuar una aproximación segura para lanzar la balsa sin afectar la seguridad de la dotación, que había operado durante todo el día bajo condiciones extremas, el Comandante de Aeronave, tomó la decisión de abortar la operación y regresar a Valdivia que se encontraba completamente a oscuras producto de los cortes de luz debido al temporal. La aeronave aterrizó a las 19:30 horas.

Durante la noche, la Comandancia de la Aviación Naval, desplazó una aeronave C-111 a la ciudad de Valdivia con un piloto de relevo en caso de ser requerido y personal de mantenimiento del Escuadrón de Helicópteros de Ataque HA-1. Este personal logró cambiar el cable dañado de una grúa y mejorar la operatividad de la otra, la que no pudo ser instalada en el Naval 76 por problemas de deformaciones en su punto de anclaje.

A la mañana siguiente, a las 7:38 horas, despega de las Marías el Naval 75, al llegar al punto donde había varado el buque de casi 100 metros de eslora, la imagen fue impactante ya que se encontraba casi completamente sumergido, manteniéndose fuera del agua sólo un 10% de éste. Desde el aire se inspeccionó detalladamente el buque y al no avistar a ningún tripulante, el helicóptero se dirigió a investigar una balsa a la deriva que se encontraba a una milla de distancia, al llegar sobre ella se bajó un buzo, quien ingresó sin encontrar tripulantes a bordo. Se decidió sobrevolar el buque a baja altura por segunda vez, por lo que realizó un vuelo estacionario donde se pudo avistar un tripulante entre los fierros semisumergidos que al ver el helicóptero comenzó a mover los brazos desde el interior del puente. En ese instante fue arriado un buzo quien logró controlarlo y tomarlo en una reducida área de maniobra, mientras la aeronave se mantenía muy cercana al acantilado. El tripulante que se encontraba al borde de sus fuerzas, logró ser subido al helicóptero. Era además el último sobreviviente de la motonave.

Una vez concluido el rescate de los tripulantes desde el interior de la motonave, las aeronaves realizaron una rebusca rastrillo en cercanías de costa y mar adentro, utilizando patrones de rebusca SAR, sin poder encontrar otros sobrevivientes del buque varado.

A las 10:45 horas finalizó la operación por parte de los helicópteros Cougar, continuando la rebusca una aeronave Sky Master y un helicóptero UH-05 que de acuerdo a las condiciones meteorológicas continuaron con la operación. Los helicópteros Súper Puma del Escuadrón de Helicópteros de Ataque HA-1 regresaron a Talcahuano, para continuar con sus actividades operativas programadas, habiendo contribuido a la salvaguarda de la vida humana en el mar.

A las 8:00 horas de ese día, arribó al lugar la Lancha de Servicios Generales “Corral”, para continuar en la rebusca. El día 4, a las 12:00 horas, patrullas terrestres recuperan el cuerpo sin vida del segundo piloto de la motonave “Porvenir I”, el señor Harold Monsalve de la Fuente, en las cercanías de Punta Galera.

Finalmente, el día 5, a las 13:00 horas, se recuperó en el sector de Playa Punta Galera el cuerpo sin vida del jefe de máquinas, señor Cesar Sierpe Fierro; y el día 18, a las 16:00 horas, se recuperó, en el sector de acantilados de Punta Galera, el cuerpo sin vida del capitán de la motonave, señor Jorge Órsola Pizarro.

En resumen, después de todas estas actividades, el resultado del salvataje fue el siguiente:

Ø Por la motonave Don Antonio C, tres personas con vida;

Ø Por el pesquero de alta mar “Panilonco”, dos personas con vida;

Ø Por los helicópteros, 6 personas con vida;

Ø Por las patrullas terrestres, una personas con vida.

Total: doce personas con vida y tres fallecidos.

Una vez más, la Armada de Chile, pese a no haber logrado rescatar a la totalidad de la tripulación de la motonave “Porvenir I”, desarrolló todos los esfuerzos humanos y materiales posibles, mostrando como la flexibilidad de los medios navales; junto al ingenio, entrenamiento y compromiso de las dotaciones de vuelo participantes, permitieron pese a las condiciones meteorológicas extremas, poner a salvo a doce de los quince miembros de la tripulación de la nave siniestrada.

DOTACIÓN HELICÓPTERO COUGAR NAVAL 76:

Capitán de Fragata Manuel SILVA Teran, Comandante de Aeronave

Teniente 1° Max VILLAVICENCIO Rojas, Piloto

Teniente 1° Ignacio LARRAIN Couve, Coordinador Táctico

Teniente 1° Javier AMOR Alfaro, Buzo Táctico

Sargento 2° Sebastián SILVA Domínguez, Mecánico de la Aeronave

Sargento 1° Raul FARIAS Letelier, Enfermero

Cabo 2° Jonathan TOBAR Vallejos, Buzo de Salvataje

DOTACIÓN HELICÓPTERO COUGAR NAVAL 75:

Capitán de Corbeta Raúl ZAMORANO Goñi, Comandante de Aeronave

Teniente 1° Guillermo MULLER Reyes, Piloto

Teniente 1° Rodrigo VÁSQUEZ Carvallo, Coordinador Táctico

Sargento 1° José MARTÍNEZ Álvarez, Mecánico de la Aeronave

Sargento 2° Jorge MARÍN Barrera, Enfermero

Cabo 1° Darwin HIDALGO Campos, Buzo de Salvataje

Fuentes consultadas:

  1. Declaración del Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Rodolfo CODINA Díaz en la Cámara de Diputados, en la Sesión N° 36, realizada el miércoles 31 de agosto de 2005.
  2. Informe del Rescate de los Comandantes de Aeronaves, Naval 75 y Naval 76, Capitán de Fragata Manuel Silva Teran y el Capitán de Corbeta Raúl Zamorano Goñi.
  3. Historiales de la Comandancia de la Aviación Naval.

 

Un comentario

  1. Excelente acción de valentía!!!
    Digno de admirar, sobre todo el coraje, valor y sobre todo el cumplimiento del deber que nuestra institución la Armada de Chile nos a inculcado al servicio de nuestros compatriotas y la Patria.
    “Bravo zulu” a todos los que participaron.
    Gracias por servir a la Patria!!!!

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