«ORDENANDO UN HANGAR DEL EJÉRCITO DE AIRE ESPAÑOL»

ORDENANDO UN HANGAR DEL EJÉRCITO DE AIRE ESPAÑOL
Historia contada por Carlos Saldivia Rojas Suboficial Mayor Naval (R)

En la Aviación Naval de la Armada de Chile, una vez, ya retirados de las actividades de vuelo los antiguos y nobles aviones C-47, se produjo una falencia de medios para transporte militar, se requería, por lo tanto, contar con aviones que pudieran operar desde pistas cortas, no preparadas y con la capacidad de lanzar pertrechos y paracaidistas.

Dentro de lo disponible, y de lo que los gobiernos no comprometidos políticamente podían autorizar a vender a Chile, se eligió el avión CASA 212 fabricado en España.

Se envió un grupo de Oficiales y Gente de Mar liderados por el Comandante Héctor HIGUERAS Ormazabal, pero también se hizo necesario recibir entrenamiento táctico en el empleo de este avión en el Ejército del Aire de España. Para este propósito, en el mes de mayo de 1978, volaban a España una dotación de aviadores navales integrados por los Capitanes de Corbeta Tomás Schlack Casacuberta y Manuel FERNÁNDEZ Vega, además el Suboficial (Mc.Av.) Héctor VILLA Jara.

El entrenamiento táctico se realizó en la Base Aérea de Matacán, ubicada a 15 kilómetros de Salamanca. El programa de entrenamiento consideraba volar 50 horas, repartidas en diferentes etapas, familiarización para ser habilitados como comandantes del avión, de instructor y finalmente el entrenamiento en el empleo táctico de la aeronave que consistía en técnicas de aterrizajes en pistas no preparadas, lanzamiento de carga mediante distintos tipos de paracaídas de extracción y navegación de bajo nivel. Para el Suboficial VILLA, la instrucción comprendía todo lo relacionado con la mecánica de la aeronave y sus sistemas de carga, pales, paracaídas y mantenimiento del equipo auxiliar.

 

En uno de esos vuelos de instrucción, habían recién regresado de una práctica de lanzamiento de carga, los instructores españoles ya se habían marchado, los oficiales pilotos chilenos estaban en la sala de clases comentando el vuelo recién finalizado, cuando de pronto sonó el teléfono y Manuel contestó, era el operador de la torre de control quien informaba que se encontraba pronto a aterrizar un avión del Ejército del Aire con el Jefe del Estado Mayor de esa institución a bordo, quien aprovecharía una escala técnica para pasar una revista a las instalaciones de la base.

Las dependencias del Escuadrón esa mañana eran un desastre. Después de una práctica de lanzamiento de carga todo quedaba destrincado en el piso de uno de los hangares. Sin dudas el lugar no estaba en condiciones de ser presentados a una autoridad como la que se aproximaba. En el lugar estaba trabajando el Suboficial VILLA, junto a él había una docena de conscriptos haciendo aseo a la velocidad que permitía los más de 40 grados Celcius que había a la sombra.

El Comandante SCHLACK, le dice al Suboficial VILLA:

«Negro, viene un General así que ordena un poco”.

La situación era un regalo para el Suboficial VILLA, esa era su salsa, mandar y gritar. En un segundo tenía formados a los soldados españoles y a los segundos posteriores éstos estaban ordenando apresuradamente todo el desorden. Cuando el avión se encontraba a unos cien metros del lugar de estacionamiento, todo estaba en regla, incluso hubo tiempo hasta de barrer.

Cuando se bajó el General, nadie lo recibió, los pilotos chilenos esperaron que alguien apareciera pensando que se había avisado al Oficial de Servicio, pero nadie llegó. El Suboficial VILLA, se adelantó y cuadrándose frente al alto oficial le reportó las novedades.

“Buenos días mi General, hangar y línea de vuelo sin novedad”

El casi anciano oficial lo miró y se percató que el Suboficial VILLA no era español, lo saludo con perplejidad y le dio las gracias. Observó el material por unos minutos, recorrió el hangar y cuando se aprestaba a despedirse, al parecer porque nadie lo había venido a saludar, llegaron algunos oficiales españoles con los cuales compartió unos minutos antes de subirse a su avión y continuar su viaje.

Los oficiales españoles estaban tan impactados con la diligencia y la personalidad del Suboficial VILLA, que le dijeron a sus pares chilenos:

“Jodé, déjenlo aquí que acá hace falta”.

Extractado del libro “Entre el Cielo y Mar, Vivencias de un Albatros” del Capitán de Navío don Tomás SCHLACK Casacuberta.

4 comentarios

  1. Un gran saludo mi comandante
    Felicitaciones a ud .por una carrera llena de aventuras y éxitos
    Tuve el honor de estar embarcado en la insignia 1973 Cl Prat donde pude apreciar la gran pericia de nuestros pilotos navales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *