NADIE ME LO CONTÓ…YO ESTUVE AHÍ, en Memoria a los Héroes ATF Janequeo 1965

En memoria a los héroes, ATF Janequeo, 15 de agosto 1965

Historia contada por C.A. (R) Ronald Baasch Barberis, Jefe de Estado Mayor Quinzona 2014.

Hoy, 15 de agosto 2024 y a 59 años de la de la tragedia del JANEQUEO, es justo recordar a quienes, en el cumplimiento de su deber y producto de las circunstancias de una terrible sucesión de hechos, entregaron su vida por Dios, la Patria y sus familias.

Durante el ejercicio de mis funciones, en esta misma fecha y como Jefe del Estado Mayor de la Quinta Zona Naval con base en Puerto Montt, tuve la oportunidad de visitar el lugar mismo de la tragedia y en un sencillo, pero significativo acto, recordar a los bravos marinos del Janequeo y Leucotón que se vieron enfrentados a la inmensidad y braveza de nuestro Océano Pacífico y donde desafiaron a la adversidad para lograr sobrevivir, sin que todos ellos pudieran lograrlo.

Esta tragedia naval enlutó a la Armada y a Chile entero.  52 camaradas de armas cayeron en un duro combate contra la naturaleza y otros 28 sobrevivieron; sin embargo, el legado de valor, integridad, cumplimiento del deber, honor y patriotismo siguen siendo el motivo de orgullo y gratitud que continúa inspirando a generaciones de marinos que escogieron el camino de la vocación de servicio por la Patria.

Los hechos se sucedieron a partir de la varada en la playa de caleta Lliuco, en la localidad de Manquemapu, del patrullero Leucotón, que navegaba desde Talcahuano en demanda del Canal Chacao y que, por razones de mal tiempo y adversas condiciones para continuar navegando en forma segura, decide fondear en la pequeña caleta en espera de mejores condiciones para continuar hacia el sur.  Estando en esta situación, el buque no es capaz de sostenerse en el fondeadero y termina varado en la playa, sin muertos ni heridos.

 La superioridad naval dispone de inmediato de buques de apoyo y rescate para intentar la desvarada del Leucotón y es por esta razón que el Janequeo arriba al área del siniestro para comenzar las labores de rescate. En estas circunstancias es que el Janequeo sufre otro accidente y queda sin propulsión, al haber enredado en su hélice parte del cable con el cual estaba intentando tractar al Leucotón fuera de la playa.

Este hecho, casi como una sucesión trágica de eventos, hizo que el Janequeo esperara fondeado a la gira, en la misma caleta, mientras arribaran otras unidades para poder brindarle auxilio y remolque de regreso a Talcahuano. En esta posición de fondeo y nuevamente frente a un segundo y consecutivo temporal del norte, es que el Janequeo garrea y corta su maniobra de fondeo, abatiendo en cosa de minutos sobre los roqueríos de la Roca Campanario, donde comienza la irreparable pérdida de vidas humanas y por otra parte comienza la epopeya y grandeza de aquellos que se convertirían en los héroes que hasta hoy nos inspiran.

El detalle de los hechos ha sido motivo de diferentes relatos que los mismos sobrevivientes entregaron en su oportunidad o con motivo de las investigaciones oficiales que se sucedieron, pero en lo que todos concuerdan es en lo desgarrador del escenario; el terror de verse enfrentado a la muerte y como algunos, más allá de sus mismas fuerzas, fueron capaces de vestirse de superhombres para intentar salvar a sus camaradas desde las fauces de un mar que no perdona.

El Marinero Fuentealba, de dotación del Leucotón que se encontraba ya varado en la playa y con toda su dotación “a salvo” fue uno de los tres que lograron bajar a tierra y correr hacia donde se encontraba el Janequeo y desde los roqueríos, saltando al mar, salvar a 3 de sus compañeros antes de desaparecer de la superficie. Por otra parte, el Cabo Odger, dotación del mismo Janequeo y pudiendo haberse salvado a si mismo, no duda en ayudar a otros para inmortalizarse como un héroe.

Este relato de la historia pareciera ser parte de un cuento mitológico, épico y casi de una saga de aventuras Marvel, ¡¡pero es verdad!!  Esta historia de coraje, empatía, resiliencia, dominio de si mismo y superación personal es lo que hasta el día de hoy motiva a los jóvenes cadetes de la Escuela Naval y marinos de nuestra Escuela de Grumetes para ser estudiado en la asignatura de liderazgo. Su vigencia como caso de estudio nos abre la posibilidad de explorar en los mas profundo del ser humano y del marino para intentar entender del porqué de las motivaciones que hacen que un ser racional esté dispuesto a su propio sacrificio por un bien superior. 

Asimismo, este caso de estudio nos permite, con el prisma de casi 60 años y con los avances en la tecnología y los procedimientos modernos de navegación, evaluar, incluso juzgar, los hechos y sus circunstancias desde la mirada del moderno MRO (manejo del riesgo operacional), el proceso de toma de decisiones o desde la perspectiva de la maniobra o la meteorología. Sin embargo, cualquier análisis de los mencionados, sucumbe frente a la grandeza del accionar de aquellos marinos como Fuentealba, Odger, Léniz o Hemmerdinger, quienes continuarán siendo parte de una Armada trascendente, valórica y fiel a su juramento por la Patria.  

Si bien yo recién nací ese mismo año del accidente, a mí nadie me lo contó…yo estuve ahí en Manquemapu , para conocer de primera fuente el lugar de los hechos y desde esta humilde tribuna como Veterano Naval, invito a los jóvenes Oficiales y Gente de Mar que busquen la oportunidad de conocer este lugar en nuestra costa de Chile, que en un día como hoy 15 de agosto, fue testigo de aquellos valores que le dan sentido a su permanencia en la Armada de Chile.

 

 

4 comentarios

  1. Yo era guardiamarina en la Escuela Naval y me correspondió recibir los ataúdes y bajarlos del crucero O’higgins para instalarlos en el velatorio en la catedral de Valparaíso. Todo muy emotivo y sobrecogedor. A la misa fúnebre asistió el presidente de la república, y terminada la liturgia, se inició un cortejo hasta el cementerio de Playa Ancha donde fueron sepultados los cuerpos de estos héroes de paz.

  2. Muy buen relato de una trágica historia de nuestra Marina de Guerra, que jamás debiera pasar por alto en el Calendario Naval. El sacrificio de nuestros Marinos se deben recordar siempre.

  3. Mi reconocimiento, respeto y admiración por éstos dos héroes, en especial por el SOM (Mn.) Sr. Mario Fuentealba Recabarren, con quien comparto esa marinera y noble Especialidad…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *