NADIE ME LO CONTÓ….YO ESTUVE AHÍ, NAVEGAR EN UN TIFÓN, BE ESMERALDA 20 Septiembre 1997.
RONALD BAASCH BARBERIS, CONTRAALMIRANTE (R)
Iniciar este relato es algo tremendamente especial, para quien se autodenomina, al igual que el resto de los 347 hombres de la Esmeralda 1997, como un sobreviviente de un fenómeno meteorológico poco conocido para los marinos chilenos: el Tifón.
El buque escuela cumplía con su cuadragésimo segundo crucero de instrucción, dentro del cual tenía la misión especial de representar a nuestro país y nuestra Armada en la celebración de los 100 años desde la firma del Tratado de Comercio y Navegación con Japón, que se celebraría en el puerto de Tokio, con la presencia de presidentes, primeros ministros, embajadores, políticos y empresarios de ambos países.
Transcurren las primeras horas del día 20 de septiembre; el Piloto junto con el Comandante y 2º Comandante afinan el track a seguir después de evaluar el comportamiento del tifón durante la noche, información que es regularmente recibida vía satélite desde los centros de Pearl Harbor, Guam y Japón. Estábamos a tan sólo 350 millas del ojo del huracán, el cual había aumentado su velocidad de desplazamiento de 8 a 50 nudos de velocidad verdadera, donde durante el día debíamos esperar olas de hasta 15 metros y vientos de 90 nudos.
Así se fue desarrollando la historia, los pronósticos se cumplieron con precisión, y el buque aún se mantenía fuerte como un roble, navegando la ola que desde la aleta de estribor golpeaba el casco, haciendo que toda la dotación sintiera cada ola como la última.
Las olas barrían la cubierta en forma violenta, y precisamente una de éstas arrancó de raíz una de las aspiraciones del aire acondicionado de la cámara de guardiamarinas, lo que provocó una inundación que dejó el compartimiento anegado con 1,5 metros de agua y superficies libres en tan sólo minutos. Al mismo momento, y como si el destino quisiera ponernos a prueba, el buque se quedó sin gobierno, producto de la inundación del servomotor y un cortocircuito en uno de los motores eléctricos que sustentan el poder para el sistema de gobierno.
Las emergencias fueron solucionadas con celeridad y hermético silencio, lo que sin duda confirma lo que, desde que somos jóvenes Gamas, se nos ha enseñado: ante el apremio, la autodisciplina y control, sumado a la capacidad profesional, son las herramientas que nos distinguen y nos hacen grandes.
Pero no puedo dejar en el tintero el hecho que más relevancia ha tenido en mi carrera como hombre de armas. Eran aproximadamente las 17:00 horas del 20 de septiembre, recién habíamos superado las emergencias antes descritas, cuando el mayordomo del Sr. Comandante, que se encontraba en la cámara de éste tratando de no perder más loza de la que ya había caído en las manos del tifón, llamó al puente de mando vía teléfono interno, donde me encontraba apostado como Oficial de Guardia, para informarme que a través de unas de las claraboyas de popa se podían apreciar que varios cabos sueltos colgaban desde el costado, sin que él lograra identificarlos.
Tanto el Comandante como a mí lo único que se nos vino a la mente fue la posibilidad real de acorbatar la hélice con uno de estos cabos, que por lo menos miden 50 metros cada uno. (Cabillero de babor palo mesana, sacado de raíz).
Ante la necesidad de solucionar esta emergencia y no pudiendo recurrir a nadie de la dotación que se encontraba bajo cubierta desde hacía 24 horas, uno de los hombres que se encontraba en el puente de mando debía trasladarse hasta la toldilla y echar arriba esa maniobra. El problema era que las olas no permitían el tránsito por cubierta, el viento de 80 nudos sostenidos, con rachas de 90, y la escora que mantenían el alcázar completamente inundado hacían de la situación una aterradora proeza.
El único Cabo antiguo que cubría de timonel, de especialidad de Maniobras, llamado “el rucio Díaz” de inmediato saltó como voluntario ante el Comandante para tan difícil misión; éste le expresó en forma clara que en dicha tarea arriesgaría su vida, ya que sería imposible maniobrar el buque para recogerlo si caía al agua. Este marino noble y esforzado no lo dudó, pero lo único que pidió fue ir solo, ya que sus sentidos debían concentrarse en la tarea encomendada, sin que otro hombre fuese una preocupación adicional. Antes de abandonar el puente y después de repasar el filo de su cuchillo de maniobras se dirigió al Comandante, diciéndole:
“Mi Comandante: si no vuelvo, dígale a mi mujer y a mis hijos que fui un buen marino”.
Esta frase recién tuvo eco en los testigos que presenciamos la hazaña, cuando después de ver el esfuerzo realizado con éxito, y cuando el marino se dirigía de regreso al puente entre olas y balances, una ola de un tamaño que mi razón nunca hubiese entendido si no lo presencio, barrió la cubierta del buque llevándose a este hombre como quien sopla sobre una mesa con polvo. Con la adrenalina y la impotencia que una situación así genera, salimos de inmediato al alerón de sotavento y con la gracia que nuestro pueblo nunca pierde, escuchamos a pocos metros, colgado desde un pescante:
“Tranquilo jefe, Dios fue marino, maniobra y amigo mío”.
Protagonistas :
Comandante BE, CN Arturo Ojeda Zernot
2do. Comandante, CF Roberto Garhnam Poblete
Piloto, T1 Luis Eduardo Preuss Levancini
Oficial de Maniobras, T1° Ronald Baasch Barberis
El «Rucio Diaz», C1 Mn. Jorge Diaz Ibarra
13 comentarios
Notable!!
Muchas gracias por compartir tan increíble hazaña marinera mi Almirante, refleja la lealtad y el compromiso de nuestros bravos hombres de mar…siempre avante nuestra Marina y su gente, Oficiales y Gente de Mar unidos por la Misión!!!
Tremenda historia, muchas gracias por compartirla.
El Comdte. del buque CN. Arturo Ojeda Z. era un oficial con mucha experiencia en el grado de subteniente fue Comdte. del patrullero Fuentealba en la zona austral canal Beagle puerto Williams en el grado de Tte.1° fue oficial Artillero y misiles en el DDG.Williams para el problema el diferendo con Argentina el año 78 .por lo tanto el Comdte. de la Esmeralda era un oficial muy competente después Almte. atte.saludos.
Como siempre nuestros especialistas en Maniobras grandes marinos y personas, lealtad y sacrificio a toda prueba!!! Ojalá pudiésemos entrevistar al entonces C° Díaz!!
Extraordinaria historia, gracias por compartir. Otro héroe de paz de nuestra gloriosa Armada.
Aunque los años han pasado, aún me tiembla el cuerpo al recordar tan difícil situación, el cumplir con el deber fue mucho más grande que el temor real de caer al agua, sabía que si no lograba mi misión nuestro querido buque y esa gran dotación nos perderíamos en las profundidades del mar, dos veces recibí golpes de olas que casi me arrastran fuera de la cubierta mientras efectuaba mi misión, ya terminada la tarea encomendada después de casi una hora, regreso al puente de mando cuando una ola gigante me levanta y me arrastra de estribor a babor dejando mi humanidad colgando de los nervios que estaban al lado de la ballena de babor, me vi en el mar, dios me regresó, solo quiero finalizar que me siento orgulloso de ser parte de ese grupo de marinos que luchamos contra un tifón y lo vencimos ,todos pusimos todo nuestro esfuerzo y capacidades para regresar sanos y salvos a nuestra patria, Un mando con gran liderazgo y experiencia marinera como nuestro comandante Arturo Ojeda, z.
Un abrazo.
Atte.
Rucio Diaz
Actualmente SOM (r)
Profesor civil en la cátedra de Marinería en la hermosa Escuela de Grumetes.
Muchas gracias mi almirante por compartir esta estupenda historia y un abrazo tanto a Ud. como al SOM Jorge Díaz a quien además y muy especialmente le hago llegar desde el fondo de mi corazón naval, mi grito de ¡Bravo Zulú! por su valor y lealtad.
Que sinceras palabras y reconocimiento a un «equipo» en el mas estricto sentido del termino.
Destaco el liderazgo de nuestro Comandante en su toma de decisiones, pero asimismo, la lealtad y compromiso de sus subordinados, como Jorge, que no tuvo dudas en poner su vida a disposicion de sus companeros y del Comandante que lo inspiro.
BRAVO ZULU.
CA (R) Ronald Baasch B.
Profesor Civil
Mando & Liderazgo Escuela Naval
El año 1998 mientras fui dotación del B.E. Escuela, tuve el honor de navegar y conocer al entonces Cabo Maniobra, hoy Suboficial Mayor Diaz.
Dicho lo anterior, puedo dar fe, de el alto grado de profesionalismo del Cabo Diaz, durante ese crucero de instrucción, siempre afable y bueno para contar historias marineras. En resumen un excelente Marino y Persona.
Finalmente, tenemos que sentirnos orgullosos de nuestro Recurso Humano, los cuales hemos heredado de nuestros Héroes y que permanentemente han sido reconocidos en Chile y en el Extranjero.
Atte.
Héctor Belmar Oliva
Suboficial Mayor (r)
Dotación 1998.
El Rucio Diaz, icono de la Armada, muy buen carreta, fuimos formadores de marinos, como instructores en la esgrum, trabajamos duro para lograr buenos marinos, excelente profesional. La esgrum se debe llenar de orgullo al contar con él en sus aulas, custodio de las tradiciones navales, pertenecemos a un contingente que siempre supo hacer bien las tareas, un contingente un poco miguelitos, pero siempre cumplidor, contingente 1982.
BRAVO ZULU, carreta siempre avante
Qué hermosa hazaña de nuestro Buque Escuela…no voy a repetir lo grande y buen profesionalismo de cada Marino instruido tanto en la Escuela Naval y Escuela de Grumetes. Excelente relato mi Almirante. Héctor Castillo Grumete 1974 Esgrum.
Según el relato no se consideró la primera observación del marino mayordomo, que dio avisó de los casos sueltos, ya que sin dicha observación marinera inicial y básica ,se habría producido la pérdida del buque, de forma súbita, con la consiguiente horrible muerte de tripulantes. Repitiéndose el dramático fin de la Janequeo al enredarsele cables en la hélice. El descubridor del siniestro que fue el marino mayordomo no lo consideran junto a los protagonistas ,extrañablemente se forma una concordancia con Colón ,quien siendo descubridor del continente americano no le ponen su nombre. Supongo que su intervención elemental y crucial debe ser reconocida aún ahora aunque hayan pasado años.