El Marinero que salvó al «Meteoro». Marinero 1° (Mn.) Javier Palacios Venegas, Terremoto 27 Febrero 2010
Historia contada por Carlos Saldivia Rojas Suboficial Mayor Naval (R)
Javier Palacios Venegas, nació en Talcahuano, pero por motivos laborales de su padre se tuvieron que trasladar a Valparaíso, pero a la edad de ocho años, nuevamente regresaron al primer puerto militar de Chile, al cerro Zaror. Sus estudios básicos los realizó en la escuela “Corneta Cabrales”, y la enseñanza media en el Liceo B-26. Ambos establecimientos educacionales de la ciudad de Talcahuano.
Ingresó a la Escuela de Grumetes Alejandro Navarrete Cisterna, ESGRUM, en febrero de 2008, para que en el 2009 estudiar la especialidad de Maniobras en la misma escuela. Una vez egresado, a principios del 2010, y como Marinero 1°, era dotación de la ESGRUM.
El 26 de febrero de 2010, se encontraba de guardia en el muelle de la ESGRUM, ubicada en la isla Quiriquina en la bahía de Talcahuano, a la hora del terremoto del 27F.
Y si algo aprendió en sus años de estudiante en la ESGRUM, que el primer punto del protocolo para enfrentar un terremoto y posible tsunami dice que todos los buques deben zarpar hacia altamar. Por eso, tras percatarse del sismo, no dudó en abordar el remolcador «Meteoro» y lo llevó mar adentro. Este tipo de embarcación se utiliza para el traslado de personal desde la isla Quiriquina hacia Talcahuano y viceversa.
Pasadas las 3.34 horas de la madrugada del sábado 27 de febrero, el Marinero Palacios y su reducida dotación, navegaron a través de las tres olas que azotaron la costa de Talcahuano.
El Marinero Palacios así narra lo acontecido esa madrugada del 27 de febrero de 2010:
“Todo comienza en mi guardia como “Guardián de Embarcaciones” del 26 de febrero del año 2010; ese día me tocó en el transbordador “Meteoro”. Era mi primer año como marinero especialista en maniobras. Ese día se estaba viviendo una guardia normal y tranquila. Preparándonos para que los reclutas de la Escuela de Grumetes tuvieran visita de sus familiares ese fin de semana.
Durante el día me preocupé de efectuar una instrucción a los reclutas que cumplirán la misión de bozeros, enseñándoles la forma correcta de amarrar el buque con el muelle de atraque, como también el procedimiento inverso.
Después de la cena, nos pusimos a ver el Festival de Viña del Mar, yéndonos a dormir a eso de las 00.30 horas; para que alrededor de las 03.35 horas comenzará todo, el buque saltaba y se movía de un lado al otro. Rápidamente me levanté y ordené a los reclutas que hicieran lo mismo; mientras yo iba a pedir instrucciones a la guardia de la escuela.
En el intertanto, el motorista del transbordador “Grumete Pérez” puso en servicio las máquinas de ambos buques, de lo que me enteré después.
En la guardia de la escuela solo había una persona, un cabo que no tenía idea de lo que pasaba al estar en shock, lo que es muy normal en situaciones de apremio. Al no recibir respuesta y notar que el mar comenzaba a recogerse corrí de vuelta a mi buque, ya que tenía personas a mi cargo a bordo y no los podía dejar a su suerte. Al llegar, noté que mi buque estaba su maquinaria funcionando y había dos personas en el cabezal del muelle (un marinero peluquero y un recluta), al preguntarles ¿qué hacían? no supieron responder, por lo cual les ordené embarcar en el “Meteoro” para así zarpar con una dotación de cinco personas, incluyéndome.
La dotación normal del “Meteoro”, eran precisamente cinco personas, pero experimentadas; un patrón, un motorista, un timonel y dos bozeros.
Zarpamos en el momento preciso, ya que según me contaron días después, unos minutos más y hubiéramos quedamos varados. Aposté a los tres reclutas y al marinero peluquero de vigías, mientras yo gobernaba y movía el morse de velocidades (palanca que tiene tres posiciones: avante, neutro y atrás), ya que ninguno de los otros cuatro sabía nada de navegar en un buque.
Al efectuar el viraje del “Meteoro” y enfilar para salir del área protegida de la bahía de la escuela, comenzó a aparecer neblina lo que dificultó más el maniobrar del buque, ya que el radar estaba al otro lado del puente de mando y no lo tenía en visual por el ángulo en él que estaba.
Producto de la niebla, casi abordamos al AP “Piloto Pardo”, divisé una luz pasando por en frente a escasos metros de nuestra proa, inmediatamente di marcha atrás para detener nuestro avance, afortunadamente fue en el momento preciso.
Después, me propuse contactarme con el Patrón del “Grumete Pérez”, para saber que podíamos hacer con la poca visual que teníamos, por lo que acordamos que yo navegaría a su estela (seguir su huella).
Al tener poca visual, nos comunicamos por toques de pito, ya que era la manera más segura de poder seguir su estela, con los toques de caídas a babor y estribor. Así nos mantuvimos navegando toda la noche.
Aparte de llevar la seguridad de la navegación, también tenía que mantener la calma de mi dotación, principalmente a los reclutas, al no saber nada de sus familias que venían viajando para la visita de ese fin de semana.
Al amanecer de ese día, nos pusimos de acuerdo con el patrón del “Grumete Pérez” y nos abarloamos (colocarse al costado) ambos buques para posteriormente fondear a la gira en el muelle sur de la Isla Quiriquina.
Nos comunicamos con la Escuela de Grumetes para pedir instrucciones, y nos tuvimos que mantener en esa posición, ya que ambos muelles de la escuela habían sufrido daños y no se podían hacer uso éstos. En esta posición estuvimos durante tres días, para posteriormente ser relevados por otra dotación.
Yo, en mi ignorancia, tenía temor el haber zarpado con el “Meteoro” sin autorización, y pensaba que me acusarían de robo o algo así, ya que nadie había ordenado su zarpe; pero el patrón del “Grumete Pérez”, el S2° (Mn.) Toledo, me tranquilizaba al decirme que hice bien al zarpar con el transbordador. Además, me enseñó a llenar la bitácora de mar del buque, ya que aún no sabía hacerlo.
Después de eso, pasaron las semanas y me llamaron a declarar en la Fiscalía Naval de Talcahuano para la correspondiente Investigación Sumaria Administrativa (ISA), yo aún estaba intranquilo y pensaba que hasta ahí llegaba mi corta carrera naval, pero la sorpresa fue tremenda al llegar la resolución de esa ISA y en ella decía que sería condecorado el 21 de mayo de 2010, en la plaza Sotomayor de Valparaíso con la Medalla al Valor».
Y así sucedió, ese día, el presidente de la República don Sebastián Piñera, acompañado del Comandante en Jefe de la Armada Almirante don Edmundo González Robles, impusieron la condecoración “Al Valor” al Marinero Palacios.
El Marinero Palacios de nuestra historia, actualmente es Cabo 1° y se desempeña como instructor en la Escuela de Grumetes Alejandro Navarrete Cisterna.
Mi Cabo Palacios, muchas gracias por compartir su tremenda historia de vida, un gran abrazo y mucho éxito en su carrera naval.
YFB 110 «Meteoro»
Fue botado al agua el 29 de enero de 1968 y entregado oficialmente a la Armada el 03 de junio de 1968.
Tenía 24,4 metros de eslora, 6,7 metros de manga, 3,45 de puntal, 350 hp de potencia y 8 nudos de andar.
En mayo de 2016, fue dado de baja del servicio naval.
2 comentarios
BZ!!!!!!…para mi Cabo 1º Javier Palacios Venegas.
Debo comentar que la hazaña del Cabo Palacios habla del tezón y bravura del marino chileno, que no dudó en cumplir con su deber y sin mediar una orden pudo identificar su misión; » INICIATIVA» – » PROFESIONALISMO»-«SENTIDO DEL CUMPLIMIENTO DEL DEBER».»VALENTIA».
Este acto natural de este joven marinero, resume nuestra máxima. «Vencer o morir».
Excelente historia, felicitaciones al Cabo Palacios, quien pese a su corta carrera Naval, demostró, decisión, liderazgo, arrojo y valentía.